Un Sueño Cumplido: Cancún En 24 Horas
Ojalá pudiéramos recordar para siempre el momento justo en que se cumple un sueño, pero hay veces en que la memoria nos traiciona y toda esa felicidad que sentimos se queda en el fondo, olvidada. Por eso decidimos convertirnos no solo en testigos sino en los cómplices de todas las mujeres que tuvieran 24 horas y un sueño por cumplir. ¿El primero? ¡Cancún en 24 horas!
El de hoy es el sueño de Laura, uno tan profundo que llegó, justamente, a las profundidades del mar. Ella nos dijo: “mi gran sueño siempre ha sido poder bucear bajo el agua cristalina de Cancún y la Riviera Maya” y nosotros, gracias a las votaciones de cientos de personas, lo hicimos realidad.
Al encontrarme con ella, me llevé una sorpresa que me hizo más feliz de lo que ya estaba: nuestra ganadora no estaba sola. Venía acompañada de Cecilia, su mamá, y ella iba a viajar con nosotras. Laura lo tenía muy claro: no hay felicidad completa si no hay con quién compartirla, por eso hizo parte de este premio a la que es, quizá, la persona más importante de su vida.
¿Cancún en 24 horas? ¡No es suficiente!
Llegamos a Cancún y nuestras soñadoras no dejaban de sorprenderse con cada cosa nueva que veíamos y cómo culparlas, este destino es un verdadero paraíso. Antes de ir a bucear, decidimos ir a Xcaret, un parque natural donde pudimos hacer snorkel y ver toda clase de paisajes y animales. Fue el comienzo ideal para lo que sería un viaje lleno de magia. Las 24 horas se nos alargaron un poco, porque nuestro viaje se convirtió en uno de casi cinco días. Se los dije, este viaje fue mágico.
A la mañana siguiente, me desperté con el corazón acelerado, llena de emoción por lo que nos esperaba: Laura por fin se iba a encontrar con su destino. Llegamos a Cozumel, una isla maravillosa, para tomar el curso de buceo en donde después de recibir instrucciones teóricas, hicimos dos inmersiones: la primera en una zona de 9 metros de profundidad para tomar confianza y la segunda en mar abierto en un fondo coralino transparente pero al mismo tiempo lleno de colores. Laura estuvo feliz y estoy segura de que de haber podido, se habría reído a carcajadas todo el tiempo. Mientras tanto, Cecilia hizo un recorrido en semi-submarino para ver de cerca todos los corales y el sinfín de animales que vivían en el mar. Fue un día increíble, que terminamos en la playa para asegurarnos de capturar todas las imágenes del anochecer.
El día siguiente fue el más cultural. Desde las 8:00 a.m. salimos a recorrer los lugares históricos de la cultura Maya: primero una pequeña aldea donde pudimos ver bailar a los nativos, después fuimos a un Cenote –una especie de piscina natural- y ahí pudimos nadar y hacer parte de una cata de tequila. Más tarde, llegamos al lugar más esperado del día: Chichen Itzá y nos quedamos asombradas del tamaño de la pirámide y de todo el misticismo que rodea este lugar. Finalmente hicimos una parada en el pueblo de Valladolid: un pequeño lugar que nos devolvió en el tiempo.
Al final de la tarde, volvimos a Cancún y mientras Cecilia descansaba un poco en el hotel, nosotras nos fuimos primero de compras y después, a la zona de discotecas donde pasamos delicioso. Esa fue nuestra última noche, porque a la mañana siguiente empezó nuestro viaje de regreso a Colombia.
Nos despedimos en el aeropuerto de Bogotá y ahí se acabó la aventura. Lo que nunca se va a terminar es el recuerdo tan feliz de este sueño cumplido.
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